Día a día, en Madrid circulan millones de turistas para ver los encantos que la gran ciudad guarda en su interior. Qué menos siendo la capital de nuestro país. No obstante, muchos de nosotros nos perdemos pequeñas joyas dignas de admirar que, ni mucho menos, tienen forma de urbe metropolitana.
Exacto, existen pueblos encantadores dignos de admirar si un día hacemos turismo rural. No os perdáis esta entrada sobre los rincones naturales más destacados de la capital.
El Berrueco
Este rincón madrileño, situado en la Sierra Norte, guarda en su interior pequeñas manifestaciones artísticas y urbanísticas de diferentes épocas de la historia. Desde un puente romano que surca el Arroyo Jóbalo hasta una atalaya de tres pisos de origen musulmán que vigila el entorno campestre, El Berrueco es un lugar lleno de verdor espeso y vivaz que nos sorprenderá en la primera visita.
Chinchón
Chinchón es considerada una de las villas más bonitas de Madrid. Ya en el reinado de Enrique IV, recibió este título y era el enclave de recreo para la alta sociedad y los monarcas.
Su aspecto añejo y castizo la caracteriza. Sobre todo cuando llegamos a la Plaza Mayor, una de las maravillas de toda la Comunidad de Madrid. Este espacio público, anteriormente escenario de ferias de ganado y representaciones teatrales, se ha convertido, a día de hoy, en la principal atracción de Chinchón. Entre otros lugares, encontramos el Teatro Lope de Vega y el precioso Monasterio de los Agustinos, que actualmente es el Parador Turístico.
Robledo de la Chavela
Si sois amantes de la naturaleza en su máximo exponente, Robledo de la Chavela os maravillará. En la Sierra Oeste de Madrid, a 63 km de la civilización, encontramos un paraje lleno de bosque y madreselva que se sitúa entre dos sierras: la de Guadarrama y la de Gredos. El senderismo es una actividad obligatoria, que podréis llevar a cabo mediante tres diferentes rutas: San Antonio, San Martín o Monteagudillo.
En su interior guarda el sueño de todo astronauta frustrado: la Estación de seguimiento espacial Madrid Deep Space Communications Complex. Un espacio donde observar el seguimiento de las naves de la NASA. Está adaptado a todos los visitantes, con un horario flexibles y actividades de lo más didácticas y enriquecedoras.
Buitrago de Lozoya
Viajamos en el tiempo hasta la Edad Media, época de pueblos amurallados, torres y castillos descomunales. Buitrago de Lozoya cumple con todos estos requisitos. Con el paso del tiempo, este pueblo (también considerado villa) ha sido excavado y restaurado para conseguir la imagen que esta guardaba siglos atrás.
Su vista desde el Puente del Arrabal os sorprenderá. Pero tampoco debéis olvidar pasear por los alrededores de la muralla, próxima a la llanura y al río Lozoya, y mucho menos la Iglesia de Santa María del Castillo, situado dentro de la zona amurallada y de un característico estilo gótico y mudéjar.
Cercedilla
No nos podemos olvidar de Cercedilla, por supuesto. Este encantador enclave situado en plena Sierra de Guaraddama se convirtió en parada oficial de la Corte Real durante la ruta de La Granja hasta Madrid, gracias a su calzada de origen romano que atraviesa el Puerto de la Fuenfría.
Para hacer senderismo, es el lugar ideal. Y, además, se adapta a las necesidades del verano gracias a dos entornos idílicos. El primero, Las Berceas, un parque natural con piscinas y zonas de juegos para niños. Y, por otro lado, el puerto de Navacerrada, la zona de nieve que todos los madrileños buscamos.
Fotos: pegatina1, Marina & Enrique, Jesús Pérez Pacheco.