Cada calle del Barrio de las Letras esconde una historia de alguno de los grandes literatos del Siglo de Oro. Ya os contamos en otro post cómo es la casa en la que vivió el gran dramaturgo Lope de Vega al final de su vida, en la calle Francos, hoy de Cervantes.
Ahora os recomendamos que si pasáis por la calle de Quevedo, conocida como calle del Niño en época de los Austrias, os fijéis en la inscripción colocada en el suelo y en la placa de la pared, que recuerdan que en la casa que hacía esquina con la calle Cantarranas (actualmente Lope de Vega) vivieron los famosos autores Luis de Góngora y Francisco de Quevedo.
Esta casa es un ejemplo de la enemistad que mantuvieron durante toda su vida. Rivales en su modo de hacer poesía, más culta la de Góngora y más popular la de Quevedo, reflejaron en sus escritos el odio que se profesaban:
“Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una alquitara medio viva,
érase un peje espada mal barbado…”
…Decía Quevedo de Góngora, si bien Góngora no se quedaba corto al dedicarle estos versos:
“Anacreonte español, no hay quien os tope,
que no diga con mucha cortesía,
que ya que vuestros pies son de elegía,
que vuestras suavidades son de arrope…”
Esta modesta casa de la calle del Niño la adquirió Góngora con gran esfuerzo cuando regresó a la Corte como capellán real en 1617, nombrado por Felipe III. De ella decía: He alquilado una casa que en el tamaño es dedal , y en el precio, plata. Se dice que Góngora era aficionado al juego y también que aprovechó este período cerca del poder para comprar prebendas y cargos para sus familiares; ambas cosas terminaron por llevarlo a la ruina, situación que aprovechó Quevedo para comprar su casa y desahuciarle.
Si queréis saber más de este Madrid del Parnaso, de las Musas, de los literatos, os esperamos en nuestras visitas del Madrid de las Letras que comenzarán la próxima semana.
Visitas guiadas al Madrid de las Letras
Martes a las 12:00
