Después de contaros hace tiempo la historia del Monasterio de las Descalzas Reales, hoy os hablaremos de otro edificio emblemático de la plaza de las Descalzas, el del Monte de Piedad, y de la historia de estas instituciones financieras.
Los Montes de Piedad nacieron hacia finales del s. XV en el norte y centro de Italia por iniciativa de las órdenes mendicantes, como entidades financieras sin ánimo de lucro para luchar contra la usura. Frente a ésta, que podía llegar a imponer intereses de hasta el 200%, los Montes de Piedad concedían pequeños créditos a personas necesitadas a un interés muy bajo o nulo, a cambio del empeño de alguna pertenencia del prestamista como garantía. El capital para los préstamos lo obtenían de depósitos realizados por el gobierno de las ciudades en las que se encontraban, de las aportaciones privadas y de colectas, mientras que los beneficios que pudieran obtener se utilizaban para pagar a los empleados del montepío o para realizar obras de caridad. Parece que el más antiguo de estos Montes de Piedad fue el de Perugia, fundado en 1462.
Por lo que se refiere al nombre, procede la palabra latina mons, con el significado de “gran cantidad” o montón de dinero y, ya antes de la creación de los montes pietatis, se usaba para hacer referencia a fondos recaudados, por ejemplo en los bancos de cambio o de crédito en manos de los judíos o de los llamados Lombardos (una especie de banqueros nómadas), que aceptaban el empeño a cambio de sus préstamos. Dado que estas instituciones de caridad usaban el mismo sistema de intercambio, recibieron el mismo nombre, con el adjetivo pietatis en referencia a su función benéfica y no especulativa.
En España, donde existían ya instituciones similares llamadas “arcas de limosna” desde el siglo XV, el primer Monte de Piedad se instauró en Dueñas (Palencia) en 1550. En 1702 Francisco Piquer, sacerdote aragonés, fundó uno en Madrid, que desde 1713 tuvo su sede frente al Monasterio de las Descalzas, por ser el sacerdote capellán del mismo. El edificio había sido propiedad originalmente de María de Pisa, mujer del tesorero de Carlos I, Alonso Gutiérrez, de quien os hablamos en nuestro post sobre el Monasterio por haber sido fundado en su palacio. Precisamente, cuando el palacio pasó a uso religioso, María de Pisa (ya viuda) y su familia pasaron a habitar la casa frente a él. Felipe V la adquirió en 1713 y la cedió a Francisco Piquer, convirtiéndose así en la sede del Santo y Real Monte de Piedad de las Benditas Ánimas del Purgatorio, bajo patronazgo real.
En 1868 el Monte de Piedad se unió a la Caja de Ahorros de Madrid, que había sido fundada en 1838. La Caja tenía su sede en el antiguo palacio del Marqués de Villena, contiguo al del Monte de Piedad, y era también un edificio con historia, ya que fue la primera sede de la Real Academia Española.
Las cajas de ahorros habían nacido en España en la primera mitad del s. XIX con el fin de propagar el espíritu de economía y trabajo. La incorporación de la Caja de Ahorros de Madrid al Monte de Piedad introdujo el cobro de intereses, si bien bajos, y se mantuvo una función social destacada, en la que revertían los beneficios de la institución financiera.
Los edificios en los que se encontraba la entidad financiera sufrieron diversos y profundos cambios hasta que en los años 70 del siglo XX se construyó el actual, de un estilo contemporáneo y chocante con el resto de la plaza. Sin embargo, se conserva integrada en la fachada la puerta barroca de la Capilla del Monte de Piedad, realizada por Pedro de Ribera en 1733. Resalta sobre la austera fachada del edificio actual como testigo de la interesante historia del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Madrid, como recuerdo de estas instituciones cuya labor social fue siempre tan importante y que hoy, lamentablemente, está desapareciendo.
