“Madrid es la más española de todas las ciudades de España. Cuando uno ha podido tener el Prado y al mismo tiempo El Escorial, situado a dos horas al norte, y Toledo al sur, y un hermoso camino a Ávila, y otro bello camino a Segovia, que no está lejos de la Granja, se siente dominado por la desesperación al pensar que un día habrá de morir y dejar todo aquello“
Éstas eran las palabras que el célebre escritor estadounidense Ernest Hemingway dedicaba a Madrid, tras pasar largas temporadas en nuestro país disfrutando de su gastronomía, su gente y su cultura. Sin duda, se sentía en sintonía con España y con la forma de pensar y de vivir de sus habitantes, dejando una huella que aún puede percibirse en algunos de los lugares que más frecuentaba de la capital, la cual visitó por primera vez en el año 1922.
Si quieres seguir la pista de Hemingway tras su paso por Madrid, te desvelamos algunos de sus lugares favoritos, en los cuales aún se respira parte del espíritu de este premio escritor premio Nobel de literatura.
«Será mejor que me siga dedicando a la escritura» – Restaurante Botín (Calle Cuchilleros, 17)

Esta fue la declaración que hizo Hemingway a Emilio González (antiguo gerente de este histórico restaurante), después de que éste intentara enseñarle a preparar una típica paella valenciana.
Al escritor estadounidense le encantaba el cochinillo asado de Botín. Además, Fiesta (una de sus novelas más célebres) acaba con una escena en esta misma taberna.
«La gente podía tomar una copa y conversar sin ser molestados» – Museo Chicote (Gran Vía, 12)

Este mítico local fue durante años refugio de intelectuales, corresponsales de guerra y artistas tanto españoles como extranjeros, que acudían atraídos por su ambiente distendido y acogedor, y por sus famosos cócteles (el Papa Doble era el favorito del escritor).
Hemingway hizo referencia a Chicote en su obra teatral La Quinta Columna, donde se desarrolla una de sus escenas. También lo menciona en otro de sus relatos, titulado La Denuncia.
«Este lugar siempre me ponía furioso» – Hotel Gran Vía (Gran Vía, 25)

Este hotel (cuyo edificio ocupa actualmente el Hotel Madrid Gran Vía by Meliá) también fue frecuentado por Hemingway, aunque (a juzgar por sus palabras) este establecimiento no le terminaba de agradar del todo.
El escritor lo menciona en dos de sus obras: Night Before Battle y La Quinta Columna. Los empleados del hotel aseguraban por aquella época que la habitación de Ernest Hemingway siempre estaba rebosante de comida y whisky.
«Si realmente quieres aprender sobre las corridas de toros, o si alguna vez te interesa mucho, tarde o temprano tendrás que ir a Madrid» – (Alcalá, 237)

La gran afición de Hemingway por la tauromaquia es sobradamente conocida, por lo que la madrileña plaza de toros de Las Ventas era considerada casi como un templo para él. Lo atestiguan sus palabras, recogidas en su novela Muerte en la tarde.
Solía asistir a las corridas de toros de esta mítica plaza con frecuencia. Además, algunas de sus grandes amistades en Madrid eran famosos toreros de la época, como Antonio Ordóñez o Luis Miguel Dominguín.
Los periplos de Ernest Hemingway por Madrid incluyen otros célebres lugares como el Museo del Prado (el escritor era un enamorado de las obras de Velázquez y de Goya), el desaparecido restaurante El Callejón (donde se servía la mejor comida de la ciudad, según Hemingway), el Hotel Palace o la Cervecería Alemana de la Plaza de Santa Ana (aún abierta al público).
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Fuente de las imágenes: art.com, madridiario.es, lavanguardia.es y edicioneslalibreria.es