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Un atentado contra la monarquía: el intento de regicidio de Mateo Morral

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Últimamente os hemos hablado de algunos edificios , pero las calles de Madrid tienen también muchas historias que contar, algunas trágicas como la de hoy, que sucedió en la Calle Mayor en 1906. La Calle Mayor tiene ese nombre precisamente por haber sido la más importante de la ciudad durante siglos. Era su eje este-oeste hasta que se construyó la Gran Vía a comienzos del siglo XX, una calle de lujo y el lugar por el que discurrían las celebraciones más importantes de la Corte. Precisamente por ello el día de la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battemberg, el 31 de mayo de 1906, estaba previsto que la comitiva pasara por ella en su camino desde la Iglesia de Los Jerónimos al Palacio Real. La calle estaba engalanada y abarrotada de personas esperando animadamente ver pasar a los reyes, el vestido de ella, el traje de gala de él, la carroza real, la guardia real a caballo… Pero la tragedia estaba a punto de suceder. El anarquista Mateo Morral aguardaba en un balcón del último piso de la casa de viajeros ubicada en el nº 88 (actualmente el 84) para cometer un atentado contra los Reyes.

Pero retrocedamos un momento para entender la presencia de Mateo Morral en el balcón. Después de que durante el siglo XIX reinara la convulsión política con cambios de gobierno y de régimen a un ritmo vertiginoso, pasando por la monarquía, la república y la dictadura militar con guerras y golpes de estado de por medio, la Restauración Borbónica de 1875 en la figura de Alfonso XII parecía haber traído algo de estabilidad al país, estabilidad en realidad no muy sólida y que se tambaleó desde sus cimientos tras el Desastre del 98, ya durante la regencia de María Cristina, madre de Alfonso XIII. La disconformidad con la situación política del país y la desafección por la monarquía era total entre ciertos sectores de la población y se esperaba y se buscaba un cambio, impulsado clandestinamente entre otros por miembros de la que había sido la Primera República (1873-1874).

En este clima aparece Mateo Morral, hijo de una familia acomodada de comerciantes textiles de Barcelona. Durante una estancia en Alemania había entrado en contacto con el anarquismo y al volver a España se integró en grupos anarquistas nacionales, definido por sus compañeros como un anarquista de acción. En 1906 Mateo viajó a Madrid. Se alojó en la Fonda Ibérica, en la calle Arenal 2, y desde allí buscó el lugar desde el que cometer el atentado. Se trasladó entonces a la casa de viajeros en el nº 88 de la C/ Mayor y, con su nombre real, apalabró una habitación en el cuarto piso por 14 días a razón de 25  pesetas por día.

Durante el breve tiempo que pasó en Madrid frecuentó la imprenta del periódico satírico, republicano y anticlerical El Motín, dirigido por José Nakens. Se movió también por círculos intelectuales, como la tertulia modernista de la horchatería de Candelas, en la Calle Alcalá, donde coincidió con Azorín, Valle-Inclán o Pío Baroja. Unos días antes del atentado grabó a navaja en un árbol del Retiro «Ejecutado será Alfonso XIII el día de su enlace», y firmó: «Un irredento». El día antes del atentado, Mateo Morral ensayó su papel tirando naranjas desde su balcón, razón por la cual unos guardias le llamaron al orden.

La mañana del 31 de mayo, Morral preparó el atentado. Tenía una bomba de fabricación casera y conocida con el nombre de bomba de Orsini, famosa por haberse usado por primera vez en otro regicidio, esta vez contra Napoleón III. Pío Baroja cuenta que el artefacto explosivo se le había entregado al anarquista diez días antes, procedente de París y envuelto en una bandera francesa, por su ideólogo favorito, el militar y ministro de la Guerra durante la Primera República, Nicolás Estévanez. Mateo Morral la introdujo en un ramo de flores y se asomó al balcón. Al paso de la comitiva real, lanzó el ramo, pero éste se enredó en los cables del tranvía, cambiando así su trayectoria. La bomba no le provocó ni un rasguño a los reyes, cuyo carruaje salió desbocado según muestran las imágenes tomadas en el momento. Pero el resultado fue trágico, porque la bomba explotó matando a veinticuatro de las personas que participaban en la celebración e hiriendo a más de cien.

Mateo Morral escapó de Madrid. El 2 de junio, mientras comía en un ventorro en Torrejón de Ardoz fue reconocido por varias personas y el guardia jurado de una finca le conminó a acompañarle al cuartelillo de la Guardia Civil. Morral le siguió sin oponer resistencia, pero poco después le arrebató su pistola, le disparó y acto seguido  se suicidó.

En el lugar del atentado se erigió un enorme monumento conmemorativo, que fue desmantelado durante la Segunda República, momento en el que el Ayuntamiento de Madrid cambió el nombre de la Calle Mayor por el de Mateo Morral. Durante la dictadura se colocó un nuevo monumento a las víctimas, que puede verse actualmente delante de la Iglesia Arzobispal Castrense. En el balcón de la habitación de Mateo Morral en la Calle Mayor hay siempre una cinta, una palma o un ramo de flores, pero es un misterio quién lo pone… ¿sabéis quien puede estar detrás?


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DIEGO ANTONANZAS DE TOLEDO

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