En las guías de viajes suele señalarse dónde están enterrados los hombres ilustres de la ciudad y del país que se va a visitar e incluso es frecuente que en las rutas guiadas propongamos alguna visita a las iglesias o cementerios donde se encuentran.
En Madrid, desafortunadamente, los restos de muchos de estos hombres principales de nuestra historia y nuestra cultura se han perdido. Por poner un par de ejemplos, sabemos que a Lope de Vega se le enterró en la Iglesia de San Sebastián, pero bien por una monda o porque el Duque de Sessa dejó de pagar por el mantenimiento de su tumba, con el tiempo sus huesos fueron a parar a una fosa común y allí se perdieron para siempre. A Velázquez sabemos que lo enterraron en la iglesia de San Juan Bautista, en la plaza de Ramales, pero el edificio y él han desaparecido y los diversos intentos de dar con sus huesos entre los restos de la iglesia o en otros lugares, han sido infructuosos.
Pues bien, aunque el panorama es algo desolador, parece que existen posibilidades de dar con los restos de nuestro escritor más internacional; hablamos, claro, de Miguel de Cervantes. Al menos así parece por algunas noticias que se han publicado estos días, en las que se dice que se buscarán con georradar en el lugar en el que fueron enterrados, el Convento de las Trinitarias Descalzas.
Cervantes murió en Madrid el 22 de abril de 1616, en su casa de la calle que hoy lleva su nombre y que en su época se llamaba de Francos, en pleno Barrio de las Letras. Murió de diabetes a los 69 años y dejó disposición de ser enterrado en el Convento de las Trinitarias, en la cercana calle Cantarranas (hoy de Lope de Vega), pues le unía una relación muy especial con esta institución, ya que había sido la congregación de los Trinitarios la que había mediado y buscado fondos para liberarlo de su cautiverio en Argel.
Cervantes no era entonces un personaje ilustre -y rico- como otros contemporáneos suyos como Lope de Vega, de manera que murió y fue enterrado con la más absoluta modestia. Años después, durante unas obras de remodelación que se acometieron en el convento en 1639, sus restos fueron cambiados de lugar y es posible que incluso trasladados -temporalmente se cree- a otro convento cercano, de manera que desde entonces tampoco se sabe con exactitud dónde reposan.
Pues bien, casi cuatro siglos después de su muerte, la Comunidad de Madrid ha dado permiso al Ayuntamiento para que lleve a cabo una búsqueda de los restos de Miguel de Cervantes en el Convento de las Trinitarias mediante el uso del georrádar, una técnica de prospección no invasiva que permite obtener imágenes del subsuelo a alta resolución para identificar estructuras, fluidos o, en este caso, huesos humanos.
La iniciativa partió en realidad en 2011 del historiador Fernando de Prado y del georradarista Luis Avial, aunque entonces se frenó por la falta de fondos. Ahora, con la incorporación al equipo científico del prestigioso forense Francisco Echevarría y la financiación del Ayuntamiento de Madrid, se llevará a cabo el proyecto, que comenzará en el subsuelo de la antigua iglesia, donde ya desde finales del s. XIX se sabe que se encuentran nueve enterramientos, entre ellos el de un varón adulto que se espera que pudiera ser Cervantes. Si la búsqueda es fructífera se procederá a la excavación y exhumación del cadáver. Se cree que será posible reconocerlo con cierta facilidad por la lesión que sufrió en el brazo izquierdo durante la batalla de Lepanto y que le valió el sobrenombre del Manco de Lepanto, así como por posibles huellas de un arcabuzazo en el pecho.
Esperamos que estas pesquisas den sus frutos y podamos darle homenaje algún día como se merece, pues sin duda Cervantes es uno de los personajes literarios, si no el que más, que ha hecho que España sea conocida mundialmente. Mientras tanto, deberemos conformarnos con recordarle cuando pasemos ante el espacio que ocupó su casa y el convento en nuestra visita por el Madrid de las Letras ¿os animáis a acompañarnos?
