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Iglesia de Santa María de la Almudena

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En nuestro Madrid ni todo es lo que parece  ni todo lo que está permanece para siempre. Paseando por la calle Mayor en dirección al Palacio Real y a la Plaza de Oriente, muchos turistas aminoran su paso para detenerse ante una amable estatua de un hombre  que observa reflexivo un mirador subterráneo.

A primera vista se adivinan una ruinas bajo un cristal. Y para “adivinar” lo que había encima de esas ruinas, lo mejor es que vayas al Museo Municipal de Madrid donde unas maquetas te permitirán imaginar lo que en 1868 desapareció para siempre:

La iglesia de Santa María la Almudena tiene un origen confuso. La mayoría piensa que fue construida sobre la antigua mezquita mayor del Madrid musulmán y por tanto, nos estaríamos remontando al Siglo XI; otros, algo más sensatos, dicen que Alfonso VI se limitó a convertir la antigua mezquita mayor en cristiana, purificándola, por lo que la construcción de esta Iglesia sin duda fue posterior. Lo que si sabemos con seguridad, por las maquetas que han subsistido al paso de los años, es que sufrió numerosos cambios arquitectónicos a lo largo de su historia, y que ya aparecía nombrada en el Fuero de Madrid de 1202 de Alfonso VIII.

De su arquitectura podemos afirmar que en sus comienzos se trataba de una planta de tres naves de cruz latina, con influencia mudéjar, aunque algunos estudios concluyen que tenía planta basilical. Con el paso del tiempo se fueron añadiendo – y destruyendo – diversas capillas y otros edificios que hicieron de Santa María de la Almudena una iglesia absolutamente irregular en su conjunto, tal y como se puede ver en las últimas maquetas existentes en el museo municipal.

La historia nos permite adivinar – casi nunca es posible confirmar , especialmente tras numerosos siglos de existencia – que albergó la famosa imagen de la Virgen de la Almudena que tantos años permaneció oculta tras la muralla árabe.  Entre los elementos decorativos con los que contaba, destaca un cuadro de Alonso Cano, “el milagro del pozo”, que representa la leyenda de San Isidro rescatando a su hijo de un pozo. Dicho cuadro se puede hoy apreciar en el Museo del Prado, como testigo de lo que en su día fue el altar mayor de la Iglesia más antigua de Madrid.

Varios fueron los intentos de convertir esta Iglesia en la tan ansiada Catedral de la que Madrid carecía, pero quedaron en agua de borrajas. Finalmente, entre desamortizaciones eclesiásticas, ampliaciones de la calle Mayor y la construcción del eje Palacio – San Francisco, se demolió sin más, celebrándose su última misa un 26 de octubre de 1868.  El espacio que ocupaba la monumental iglesia, además de la estatua observante, lo ocupa hoy el edificio de Mayor 88 y Bailén 19 y 21.

Ruinas de la iglesia Santa María de la Almudena

Calle Mayor, 88


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DIEGO ANTONANZAS DE TOLEDO

DIEGO ANTONANZAS DE TOLEDO