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El Parque del Capricho en Madrid – una visita romántica imprescindible

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En nuestra tercera entrega de jardines imprescindibles de Madrid nos vamos a ir hasta el Parque del Capricho en Madrid, uno de los espacios verdes más bonitos y más desconocidos de Madrid y, como el Retiro y el Jardín Botánico, también con mucha historia.

Surgió como parte de una finca de recreo que los Duques de Osuna -una de las familias más influyentes de la Corte de Carlos III y Carlos IV- compraron en 1783 en la Villa de Alameda (actualmente, la Alameda de Osuna). En realidad fue la duquesa, María Josefa de la Soledad Alfonso-Pimentel, quien quiso crear un espacio para alejarse de la ciudad y de los compromisos y donde poder además dar cabida a sus inquietudes artísticas e intelectuales.

María Josefa fue de las mujeres más sobresalientes de su época, con una gran inteligencia y sensibilidad por el arte, auténtica personificación de los aristócratas ilustrados del siglo XVIII. Mantenía uno de los salones más frecuentados de la Corte, en el que tomaban parte personajes tan destacados como Moratín, Jovellanos, Boccherini o Goya. Precisamente la duquesa, que era una gran mecenas, fue la protectora del pintor; le compró sus primera carpetas de grabados de la serie Los Caprichos y le encargó para la decoración de su finca de recreo numerosas obras, como El Aquelarre o El Columpio, además de retratos suyos y de su familia. En este contexto de rica vida artística e intelectual e intensa vida social, El Capricho se concibió como un lugar de descanso y de recreo a la vez, donde celebrar grandes fiestas llenas de lujo  y exuberancia y lejos de los encorsetamientos de la Corte.

El complejo de jardines del Capricho tardó 52 años en construirse, desde 1787 a 1839, por lo que la propia duquesa no llegó a verlo completamente terminado, ya que murió pocos años antes.

En el proyecto participaron los mejores paisajistas y arquitectos de la época, como Pablo Boutelou o Jean Baptiste Mulot, este último procedente de Versalles. A pesar de ser la joya de la duquesa, el jardín no pasó por buenos momentos tras su muerte, llegando incluso a venderse a la familia de banqueros Bauer por uno de sus herederos para saldar deudas.

Durante la República fue declarado Jardín Histórico, pero con la Guerra Civil se convirtió en Cuartel General del Ejército del Centro, momento en el que se construyó un entramado de bunkers que aún se conserva. La situación de los jardines mejoró cuando los adquirió el Ayuntamiento de Madrid, que los restauró y recuperó definitivamente en 1999, devolviéndoles su original esplendor, que hoy podemos disfrutar.

Sin duda, los encantos del parque son muchos. En el eje principal que lleva al palacio se encuentran el Paseo de los Duelistas, la Plaza de los Emperadores y la Exedra, la parterre o jardín francés y el giardino italiano, entre otros bellos espacios.

El Paseo de los Duelistas se llama así por las dos columnas rematadas con bustos que se dan la espalda y que representan a dos personajes a la distancia propia para batirse a muerte. Según la leyenda, se trata de Don Enrique de Borbón y al Duque de Montpensier, protagonistas de un histórico duelo que acabó con la muerte del primero y con la pérdida de todas las posibilidades de acceder al trono de España del segundo, aunque esta identificación no parece más que eso, una leyenda.

La Plaza de los Emperadores y la Exedra forman un espacio dedicado a la tradición clásica, con un conjunto de doce bustos de emperadores romanos que decoran la plaza y de los que se tiene noticia mucho antes de la construcción del parque, como parte de la colección del Duque de Gandía en 1689 y que después la Duquesa de Osuna, también de Gandía, reclamó para sus jardines; la exedra cuenta con un templete de columnas jónicas en el centro conocido como la Fuente de las Columnas, aunque en realidad nunca tuvo esa función.

El parterre o jardín francés se caracteriza por los setos y arbustos perfectamente cortados haciendo bonitas formas, delante de la fachada posterior del palacio.

Parece que no formó parte del proyecto original del parque y que fue incorporado por el nieto de la duquesa, Pedro de Alcántara, sustituyendo a la original rosaleda que estaba en ese lugar. Junto a él, el jardín del Laberinto se ha recuperado siguiendo los planos originales.

El giardino italiano es el espacio más antiguo de la finca y combina setos y árboles, creando una agradable zona donde aprovechar el sol en invierno y disfrutar de frescas sombras en verano. Se lo conoce también como Jardín de las Ranas, por la bonita fuente que tenía en el centro, aunque las ranas ahora están en la Fuente del Parterre.

Al final de todo este conjunto se conserva el Palacio. Fue construido por orden de los Duques de Osuna donde antes estaba la casa original de la finca y de él sólo queda la estructura, pero da todavía idea de su original esplendor y suntuosidad.

Aún nos queda por recorrer la zona más amplia de la finca, el jardín paisajista inglés, en el que la naturaleza en estado casi salvaje invita a perderse en rincones llenos de encanto a los que llevan sus tortuosos senderos, algunos pareciera que incluso hechos para despistar al paseante, como la Rueda de Saturno, cuyos caminos radiales conducen a parajes tan evocadores como el Fortín, la Ruina, el Abejero o el Templete de Baco. También en esta zona surge la ría que contribuye a darle mayor realismo a la naturaleza semi salvaje de este jardín y que conduce a la Isla, pasando por la Zona de Juegos, para desembocar finalmente en el Casino de Baile y en el Jardín de Flores.

Pero esto no es todo. Encontraréis aún más sorpresas paseando por los jardines del Capricho, ¡esperamos que os hayan entrado ganas de descubrirlas!

Parque El Capricho
Dirección: Paseo de la Alameda de Osuna, s/n
Teléfono: (+34) 91 588 01 14 ( visitas al parque)
Metro: El Capricho (Línea 5)
Horario: Invierno (octubre a marzo): sábados, domingos y festivos de 09:00 a 18:30 horas. Verano (abril a septiembre): sábados, domingos y festivos de 09:00 a 21:00 horas. Cerrado: 1 de enero y 25 de diciembre.

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DIEGO ANTONANZAS DE TOLEDO

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